lunes, 1 de octubre de 2012

Niños extraescolares




Cuando yo era pequeña, no fui a aprender música, no me apunté a ballet, no entrenaba a fútbol. Iba al colegio en mi pueblo, Villar del Arzobispo, llegaba a casa a las cinco de la tarde, hacía mis deberes y salía a jugar a la plaza. Y, aún así, creo que me he convertido en una persona sociable, mi forma física es “aceptable” y mi rendimiento académico ha sido tan bueno que, ya veis, aquí estoy ejerciendo de psicóloga para, precisamente, aconsejaos sobre las actividades extraescolares.

Aunque yo soy todavía joven, la educación ha cambiado tanto que ahora el 70 por ciento de los niños y adolescentes realizan actividades extraescolares

¿Por qué?

  1. Mayor disponibilidad económica de la familia.
  2. Ocupación laboral de los dos padres
  3. Mayor oferta lúdico-educativa alternativa a las aulas
  4. Mayor conciencia de los beneficios psicológicos de las actividades extraescolares
Teniendo en cuenta todos estos factores, yo os aconsejo que os hagáis una pregunta antes de decidir matricular a vuestro hijo en una actividad ¿Quiere ir, le gusta y es bueno para él o me interesa porque no puedo recogerlo a la salida del cole?

Es recomendable por supuesto que el niño quiera ir, aunque, tranquilos, no siempre puede ser así. Ya sé que la conciliación es difícil, así que ahí van unos consejos prácticos:
  1. Hacer una o dos actividades extraescolares a la semana es positivo para el rendimiento escolar del niño. Le beneficia porque incrementa su nivel de autoestima, reduce los problemas de conducta, se desarrolla más socialmente y tiene menor riesgo a padecer depresión.
  2. A partir de los 3 años.  Apuntarlos, como mínimo, a partir de los 3 años porque ya son más autónomos y tienen las capacidades cognitivas y motrices más desarrolladas.
  3. No más de 3 horas diarias y no más de 4 tardes a la semana.  Aunque quiera y a nosotros nos interese, el niño no puede hacerlo todo. No se le puede pedir que después de salir de clase vaya a realizar 3 horas de actividades extraescolares y luego llegue a casa y haga los deberes. Sobrecargarlo puede conducir a agobios y estrés.
  4. Elegir la que más le guste. Es tarea de los padres priorizar y hacérselo entender al niño. Acordad con él qué actividad es la que más le gusta, teniendo en cuenta que el propósito es distraer, motivar y potenciar los resultados académicos. Cuando el niño es más pequeño, observadlo. Mirad si le atrae la música, bailar o jugar al balón. Apuntadlo a una u otra actividad a modo de prueba, si le gusta, continuad, si no buscad otra. Aún así, en los más pequeños, actividades demasiado dirigidas limitan su experimentación libre.



2 comentarios:

  1. Muy cierto Sara. La verdad que muchas veces no nos damos cuenta, pero sometemos a los niños a un nivel de estrés, poco adecuado a su edad y que les priva de ese desarrollo espontáneo propio de su infancia. Gracias por ir tocando estos temas, me los apunto como consejos para el aula ;) besitoss!

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  2. Gracias a ti, Bego. Me alegro de que te sea útil.

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