martes, 30 de octubre de 2012

HALLOWEEN




Mañana es la noche de Halloween. Ya lo sé, es una tradición americana totalmente ajena a nuestra cultura, pero ya veis, está aquí y ha venido para quedarse. Así que mejor divertirse y aprovecharse de ella con nuestros niños ¿no creéis? Además, es una buena forma de ayudarles a superar posibles miedos a la oscuridad, los monstruos o las brujas. Nos sirve para que se acostumbren a ellos y los relacionen con una celebración sin peligro.


¿Vuestro hijo es miedoso? No os preocupéis, el miedo es una reacción normal. Es una respuesta fisiológica ante unos hechos amenazantes y sirve para activar la reacción de nuestro organismo. No debemos pensar que nosotros lo hemos hecho miedoso con nuestro comportamiento o educación. El miedo es un sentimiento instintivo, no se aprende. Ahora bien, como ya hemos hablado en este Gabinete, sí depende de nosotros que nuestro hijo sea más o menos inseguro.


El miedo, sin embargo, es algo diferente. Está presente durante toda nuestra vida aunque se presenta de una forma u otra porque evoluciona con la edad. Ahora bien, en la infancia es donde están más presentes básicamente por dos razones: se sienten más inseguros y tienen más imaginación. Así pues, lo anormal seria que un niño no tuviera miedos.


  • 0-1  año: ruidos fuertes, personas extrañas.
  • 2-4 años: animales y tormentas.
  • 4-6 años: oscuridad, brujas, fantasmas, separación papás
  • 6-9 años: ridículo, daño físico.

Este tipo de miedos no requieren ningún tratamiento especial más allá de nuestra reacción normal de cariño o el uso de técnicas sencillas que reduzcan su ansiedad como, por ejemplo:

  • Mostrarles nuestro apoyo cuando se enfrente al causante de su miedo.
  • Utilizar la luz de compañía para que se acostumbre de forma progresiva a la oscuridad.
  • Dejar la puerta de su habitación abierta para que no se sienta sólo.
  • Darle algún muñeco o peluche para que se sienta acompañado.
Estos miedos tenderán a desaparecer cuando el niño crezca,  aunque podrán aparecer otros porque, como hemos dicho, el miedo es un sentimiento natural. Todos lo tenemos. De hecho, el miedo como sentimiento universal afecta de igual forma a los niños y a las niñas.

No ocurre igual con las fobias infantiles. En estos casos, estamos ante trastornos psicológicos que sí pueden ser diferentes según el sexo. Por ejemplo, la fobia social es más común entre los chicos.

¿Cómo sabemos que nuestro hijo tiene una fobia infantil?

Observémoslo y detectemos si aparece alguna de estas condiciones cuando tiene miedo:


  • Es desproporcionado a la situación que lo desencadena.
  • No puede controlarlo voluntariamente.
  • No es acorde a su edad.
  • Se prolonga demasiado en el tiempo.
  • Interfiere en la vida cotidiana del niño.
Si detectamos estas circunstancias, deberemos consultar a un especialista para que diagnostique qué tipo de fobia tiene el niño y podamos darle respuesta de la forma adecuada, con técnicas como por ejemplo, la exposición “in vivo”, la exposición controlada al estímulo temido.











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