lunes, 5 de noviembre de 2012

MORIR O DESAPARECER



Es difícil explicar lo inexplicable, como padres y educadores hay que conocer cuándo y cómo decirles a los hijos que una persona no va aparecer nunca más. Alrededor de los 4 años de edad, los niños tendrán curiosidad y buscarán la información en sus padres. ¿Qué hacer? La muerte es un tema delicado y hay que elegir bien las palabras para no causar un efecto negativo en los niños. ¿Qué tienen que saber los niños respecto a la muerte? 


La muerte es terminar de vivir. Las explicaciones como "se ha ido", "está en el cielo ", "lo perdimos" o "desapareció", no son tranquilizantes si no se les explican claramente. Un niño solo quiere expresar sus emociones, sus temores, sus inquietudes. Por tanto hay que saber darle una respuesta clara y sensible o bien a través de la realidad o a través de la religión. En este sentido la religión puede ser muy beneficiosa, siempre y cuando su acción esté dirigida a resolver los conflictos de la forma más honesta. No hay que mentir, ni sobreprotegerles porque lo único que se conseguirá es una vida irreal y una ansiedad continua.

¿A qué edad empezar hablar de la muerte?

  • A partir de los 3 años deben irse familiarizando con la idea de ciclo vital y el envejecimiento. Se deben evitar eufemismos: “está dormido en un sueño profundo” o “se ha ido a un largo viaje” porque en muchos casos esperaran con ansiedad el regreso.
  • Entre los 3 y los 5 años suelen considerar  la muerte como algo reversible y temporal. Es una etapa de vivo interés hacia la muerte, pero aún no son capaces de entenderla  como un suceso irreversible y definitivo.
  • De los 6 años en adelante, los niños comprenderán el carácter definitivo e irrevocable y cuando se hable con ellos no se tendrá ningún tabú.
  • A partir de los 9 años el niño acepta que todos morimos, asimila con todo realismo el hecho de tener que morir más adelante. Las manifestaciones de duelo son muy parecidas a las de los adultos: llanto, tristeza,etc. 

¿Qué síntomas indican que lo asume bien o no?

Toda muerte requiere un duelo. Es un proceso emocional natural ante la pérdida de un ser querido. En esta situación las reacciones más habituales son:
  • Negación
  • Aflicción
  • Reacciones hostiles contra el difunto y hacia otros
  • Idealización
  • Ansiedad
  • Pánico
  • Culpa

Si el niño muestra alguna de estas reacciones en el momento del duelo pero desaparecen paulatinamente, no hay porque preocuparse. Pero si pasa el tiempo y no las supera, deberemos buscar la ayuda de un especialista sobre todo si aparecen situaciones que interfieren en su vida habitual como, por ejemplo:
  • Pesadillas
  • Incapacidad para quedarse sólo
  • Pérdida del apetito
  • Aislamiento
  • Desinterés por el juego

¿Cómo ayudar?

Se puede ayudar a los niños y los adolescentes a sobrellevar el duelo de diferentes maneras. Siempre teniendo en cuenta que todo depende de cada circunstancia, os aconsejaría:

  • Decir la verdad. Ocultar la información confunde a los niños.
  • Hablar de forma sencilla y directa.
  • No ocultes tus emociones.
  • Aprende a reconocer el ritmo propio del niño para revelar sus sentimientos y responde a él.
  •  Acepta y afirma las expresiones del niño. Acepta y normaliza su respuesta.
  • Ten más de una conversación.
  • Habla y busca el apoyo de otros adultos (como maestros u otros especialistas) que estén en contacto con los niños.
  • Controla la conducta y las respuestas del niño a medida que pasa el tiempo y consulta cualquier preocupación. 


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